14 de noviembre de 2011

EDITORIAL: Decadencia de la ética


Analizando la situa­ción socio-espiritual del planeta en la actualidad, no hay como negar la pre­sencia de la destructiva ola de pesimismo y utilita­rismo que domina a las criaturas humanas en to­das partes.

Apoyados en el nihi­lismo, en los comporta­mientos calificados de re­ligiosos de algunos de sus segmentos sociales, el cinismo de las personas y la decadencia de la ética nos presentan la verdade­ra dimensión de la deses­peración que avasalla las mentes y los corazones atormentados.

En consecuencia, la violencia y los desatinos, la drogadicción y el ero­tismo, substituyen a las aspiraciones de ennoble­cimiento de los seres, co­mo mecanismos de eva­sión para llenar el vacío existencial y el desencanto que se posesionaron del siglo XXI, que se diseñaba con perspectivas esclarecedoras, libertadoras, ri­cas de anhelos de felici­dad y de belleza.

La amargura se apo­dera de los individuos que se sienten considerados como objetos materiales, mientras el resentimiento arma a las multitudes des­variadas, que se levantan contra los abusos de po­der, las injusticias socia­les, las inmoralidades de los políticos, la deshones­tidad de los legisladores, que perdieron el respeto moral, la libertad y el de­ber de vivir aunque sea con un mínimo de moralidad...

Se puede afirmar que la aparente calma que aún se mantiene en algunas naciones no esconde los depósitos de explosivos prestos a deflagrar, el es­tallido anunciador de las tragedias que produce.

Se extiende la deses­peranza y aumenta la incertidumbre, se debaten los seres humanos entre la incredulidad y la necesi­dad de pan y paz...

Nunca como ahora necesita el hombre de un faro que le guíe...es El Evangelio de Jesús, para los urgentes cambios y transformaciones que ne­cesita el mundo, y que de­ben empezar en nosotros mismos…

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