14 de noviembre de 2011

El alcoholismo y su salud


El alcohólico tiene muchas deficiencias, tanto emocionales como nutricionales. Muy a menudo ha­llamos que este pro­blema es discutido en el consultorio del psiquiatra o en las reuniones de Alco­hólicos Anónimos.

Aún concediendo a los psicólogos que el alcoholismo repre­senta una fuga de la realidad, debemos por lo menos tener en cuenta que siempre, en el tratamiento exitoso de la enfermedad, se debe mejorar la dieta del paciente. Hasta qué grado eso influye en la recuperación, o si se trata de la causa o del efecto, depende de cada paciente.

En experiencias reali­zadas a lo largo de mu­chos años, hemos notado que los alcohólicos a los que se puede convencer de seguir una buena dieta, o a tomar grandes dosis de vitaminas, responden no sólo con un mejor estado de salud, sino, a veces, por una menor necesidad de alcohol.

Esto ha sido observa­do también por investiga­dores que emplean anima­les y que informan que parece existir un factor o grupo de factores en el hígado, que ayudan a transformar un animal "al­cohólico" en un abstemio.

La trabajosa investi­gación de muchos años ha sido resumida en un impor­tante libro: "Nutrition in Alcoholism", escrito por Roger J. Williams, de la Universidad de Texas y publicado por la Universi­dad de Oklahoma.

Entre otros interesan­tes temas, el doctor Wi­lliams cita a lo largo del libro la excelente respues­ta de los alcohólicos (tanto humanos como animales) a las dosis fuertes de vitaminas. A mayor número de vitaminas y dosis más fuertes, mayor es la res­puesta.

El Dr. Williams, re­nombrado como uno de los pioneros de la investiga­ción, empleando vitaminas, llega a la conclusión de que un alcohólico es a ve­ces un individuo que ha nacido con requerimientos muy altos de ciertos nu­trientes, como vitaminas, minerales y proteínas.

Por causa de que es­tos requerimientos son tan altos que aún una dieta excelente no lograría sa­tisfacer, el alcohólico po­tencial transcurre su vida en un estado de deficien­cia, que se expresa en el abuso del alcohol.

Cuando la ingestión de alcohol se hace tan grande que reemplaza a la de comida (lo que les ocu­rre a muchos bebedores) la deficiencia se hace más pronunciada y el alcohóli­co queda atrapado en un círculo vicioso del que rara vez puede escapar sin ayuda.

Llegamos al mundo como paquetes únicos, envueltos en el material de la herencia. Nuestras im­presiones digitales lo de­muestran, así como nues­tros problemas nutricionales, que son peculiares y exclusivos desde nuestro nacimiento. Cualquier pe­diatra podrá decirle que el recién nacido largo, puede requerir tanto como 140 calorías por kilo de peso; mientras que el tipo ancho necesita sólo 100.

Los recién nacidos muy activos, fuertes, irri­tables e inquietos, requie­ren más calorías que los plácidos. Estos requeri­mientos nutricionales dife­rentes, que nacen con no­sotros, se extienden a ca­da uno de los factores nu­tritivos, no sólo calorías, sino también vitaminas, minerales, proteínas, gra­sas, carbohidratos, volu­men y, probablemente, enzimas.

El Dr. Williams ha establecido de esta mane­ra una plausible base nutricional para el alcoholis­mo. Pues así como usted puede "pasar hambre" (cualitativamente) con una dieta que nutre a su mari­do, mientras que él puede llegar a sufrir deficiencias con un régimen adecuado para su hermano, un indi­viduo se convierte en un alcohólico con una dosis de licor que podría ser consumida por su primo o el vecino de al lado sin más consecuencias que un ocasional dolor de cabeza.

Es fácil darse cuenta que una dieta mimeografiada, que supone que to­das las personas tienen los mismos requerimien­tos, debe ser siempre errónea.

Todos nosotros ne­cesitamos los mismos fac­tores nutritivos, pero no en las mismas cantidades; la seguridad se encuentra sólo en las dietas con con­tenidos de los factores nutricionales suficiente­mente altos como para proveer con lujo a aquellas personas cuyos requeri­mientos son pequeños, y para satisfacer las necesi­dades de aquellos cuyos requerimientos son altos.

El alcohólico que rehúsa, rechaza o no pue­de ingerir alimentos cuyos valores nutritivos compen­sen su deficiencia básica, se convierte en un enfer­mo. El alcohólico no tiene reflejos en las rodillas ni tobillos, no digiere bien, no tiene apetito; sufre alu­cinaciones, pierde la me­moria y el sentido de la identidad. Es mentalmente irresponsable.

Cuando bebe, el alco­hólico está consumiendo carbohidratos y calorías casi con exclusividad. El alcohol, como el pan blan­co y el azúcar blanco, ha perdido sus vitaminas y minerales; fueron dejados en el destilador, como en el caso del azúcar y la harina en el molino. Lite­ralmente el alcohólico es un "comedor de golosinas líquidas".

Al lector puede inte­resarle conocer las vitami­nas que se dan como su­plemento de una buena die­ta con la finalidad de redu­cir la necesidad de alcohol de los humanos alcohóli­cos.

El suplemento inclu­ye: Alfa-tocoferol, Panto-tenato de calcio, Colina, Inositol Nicotinamida. Aci­do paraaminobenzoico.. .Vitamina D, Piridoxina Vitamina E. Riboflavina Tiamina, Vitamina A, Vita­mina B12, Vitamina C.

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