La
gastritis simple o dispepsia aguda, llamada vulgarmente
"empacho", es una alteración
del estómago provocada frecuentemente por excesos alimenticios.
Esta
enfermedad también
puede ser producto de
un factor individual, cuando
ingerimos alimentos a la
fuerza o con repugnancia, o en estado de cansancio, en cuyo caso, a pesar de ser generalmente bien tolerados, pueden provocar la misma.
Los
alimentos muy ricos
en grasa (salsa mayonesa, ciertos quesos grasos y los alimentos cocinados con grasa) provocan con más facilidad el empacho
o dispepsia aguda que los alimentos
albuminosos o hidrocarbonados,
cuando son pobres en grasa.
La
costumbre también influye en este caso, ya que una comida a deshora o un alimento nuevo provocan más fácilmente la perturbación gástrica.
La gastritis puede ser alérgica, contra determinados
alimentos (huevos, mariscos, fresas, etc.), y se
denomina idiosincrasia para ciertos alimentos.
Las manifestaciones clínicas de la gastritis consisten en sensación de pesadez del estómago, repugnancia
para todo alimento, eructos,
malestar, lengua seburral, sialorrea (excesiva salivación), náuseas y, por último, vómitos.
Después
del vómito queda generalmente una sensación
de malestar y de opresión dolorosa en el epigastrio (boca del estómago).
Además la
lengua está seca, cubierta de saburra; el
enfermo tiene mal gusto de la boca, que suele oler mal
y se produce una sed intensa, con repugnancia para
todo alimento, salvo los ácidos,
salados y picantes, cuyo consumo suele ser seguido de nuevas náuseas y vómitos.
En ocasión de la perturbación gástrica pueden presentarse dolores abdominales,
con borborigmos (movimiento
de los gases en el estómago que produce ruidos en el vientre) y flatulencia (molestia por la acumulación de gases en el tubo digestivo)
con estreñimiento o diarrea.
Si se
presenta cierta diarrea, ofrece generalmente los
caracteres de diarrea de fermentación o de
putrefacción. Las evacuaciones suelen contener abundante moco.
En los niños habrá que pensar que ciertas enfermedades infecciosas comienzan
con vómitos, por ejemplo, la
escarlatina.
La enfermedad suele curar en pocos días cuando
se instituye un tratamiento adecuado, si
bien persiste algún tiempo la inapetencia
y el estómago permanece algo sensible.
Del mismo
modo pueden
persistir los borborigmos y flatulencias y la tendencia a las
evacuaciones diarreicas.
La gastritis
aguda puede pasar al
estado crónico.
EL
TRATAMIENTO
No se dará alimento alguno por espacio de
24 horas.
La sed se
combatirá con
trocitos de hielo y cucharaditas de sal de
Selz muy fría, o de té frío o agua albuminosa (con clara de huevo).
Se ampliará con gran prudencia
el régimen alimenticio, pues de lo contrario puede prolongarse la gastritis aguda.
Por lo
general, resultan superfluos los medicamentos en el tratamiento de esta enfermedad.
Cuando la
sensación de pesadez gástrica es muy molesta, conviene aplicar compresas calientes sobre el epigastrio o boca
del estómago.
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