Mucha
gente anda en busca de una dieta mágica para perder peso, pero la realidad es que la
solución al problema de la obesidad no
es una "dieta", sino aprender a comer de manera saludable.
El control de peso, al igual
que una buena nutrición, debería
convertirse en una responsabilidad diaria por el resto de su vida.
Existen
muchas dietas a base de proteínas (huevos, carne, jamón, etc.) con
muy pocos carbohidratos. Estas dietas
presentan grandes riesgos para la salud.
Aún en personas normales, la restricción de los carbohidratos produce un trastorno de la tolerancia de la glucosa, que es la habilidad del cuerpo para mantener la glucosa dentro de los límites
normales…
Este
fenómeno es llamado diabetes alimentaria y es el resultado de una disminución de un 40 a un 50 por ciento de la insulina, que es la hormona que regula el azúcar en la sangre.
Una elevada ingestión proteínas, especialmente de alimentos con alto contenido de fósforo, como la carne y los huevos, aumenta la pérdida de calcio a través de la orina. Además, el exceso de nitrógeno y sulfuro en la sangre que resulta de una dieta alta en proteínas, crea una condición acida que prácticamente "barre" el calcio de los huesos.
El resultado será una deficiencia
de calcio aunque usted tome
suplementos de este mineral.
A pesar de
los perjuicios de estas dietas con ellas se pierde peso rápidamente, pero
inicialmente la pérdida de peso resulta de la pérdida de agua, no de
grasa.
Las proteínas usan siete
veces más agua para su metabolismo que
los carbohidratos. La pérdida de
peso es simplemente deshidratación.
Estas dietas pueden ser fatales para
muchas personas, como el
caso de la autopsia de
una mujer que murió a consecuencia
de una de estas dietas, la cual demostró degeneración del corazón, del
hígado y de otros tejidos (New England
Journal of Medicine, 1978).
NO HAY QUE PASAR HAMBRE
Existe en nosotros un mecanismo de control
que es la saciedad;
pero este mecanismo funciona únicamente cuando
comemos los alimentos en su forma natural, no
desnaturalizados.
Si usted come los alimentos en su
forma integral, puede
ingerir la cantidad que quiera
sin tener que
preocuparse por las
calorías ingeridas.
Por mucho tiempo se ha culpado a los
carbohidratos de causar obesidad.
Esto no es cierto, Lo que sí contribuye definitivamente
a la obesidad son los carbohidratos refinados, pero no los carbohidratos
integrales.
Por ejemplo, en Japón, donde la obesidad es rara, su dieta consiste principalmente en arroz, vegetales
y pescados. No sólo se mantienen delgados, sino también saludables.
De hecho, las personas que tienen una
vida más larga, los Hunzas de Pakistán
y los Georgianos, en Rusia, tienen una dieta a base principalmente de carbohidratos
integrales, consumiendo sólo un tercio
de la grasa y la mitad de las proteínas
que se consumen en occidente.
El doctor Vaughn Bryant, jefe del
departamento de Antropología de la Universidad de
Texas, después de investigar la dieta
del hombre primitivo, adoptó el mismo régimen
alimentario basado en granos integrales,
frutas, papas, arroz y pescado. Perdió
30 libras y notó un aumento en su energía
y bienestar.
Los carbohidratos integrales
proporcionan gran cantidad
de fibras o residuos
que le dan al estómago sensación de plenitud. En cambio, los carbohidratos refinados como el pan blanco, pastas y azúcar carecen de fibras y dislocan los mecanismos normales de control.
Las
grasas proporcionan mucho más calorías que los carbohidratos. Por ejemplo, una papa grande tiene 145 calorías, mientras que la misma papa con una cucharada de mantequilla tiene 242 calorías. Una libra de manzanas tiene 263 calorías, mientras que una libra de queso tiene 1610 calorías.
Una
dieta a base de carbohidratos integrales no sólo ayuda a perder peso, sino que ofrece numerosos beneficios. Reduce
los niveles de coleste-rol, elimina el
estreñimiento, mejora la diabetes y protege contra el cáncer del colon.
Aún una moderada cantidad de ejercicios puede ayudarles a aumentar su metabolismo y a reducir su ansiedad por
los alimentos. El solo hecho de caminar le puede ayudar a perder peso.
Esto fue demostrado por un grupo de mujeres obesas en California quienes perdieron un promedio de 22 libras al agregar una caminata a su rutina diaria. Estas 11 mujeres habían empleado múltiples dietas pero habían vuelto a aumentar nuevamente de peso. En esta ocasión no se les puso ninguna restricción dietética, sólo
una caminata diaria.
No comenzaron a perder peso hasta que la caminata pasó de 30 minutos diarios. La importancia del caminar quedó mejor demostrada por dos de las mujeres que comenzaron a
aumentar nuevamente de peso a causa de que se enfermaron y suspendieron los ejercicios, pero luego que volvieron a caminar su peso volvió nuevamente a disminuir (Archives of In ternal Medicine, 1975).
He
aquí un ejemplo de menú que le proporciona todos los nutrientes
necesarios, sin aportarle calorías excesivas:
En el desayuno: una fruta y una taza de cereal, sea avena, trigo o harina de maíz integral
En la
comida: arroz, habichuela y vegetales (tres días a la semana), y víveres, queso sin grasa y vegetales
(cuatro días a la semana).
En la cena: una sopa de vegetales sin pastas ni grasas.
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